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Industria aeroespacial: reestructuración de las cadenas de proveeduría

El directivo detalló que este concepto se basa en estar cerca de los proveedores, de los clientes y de los centros de manufactura.

“El nearshoring ha tomado auge por dos aspectos: la entrada del vigor del T-MEC, y el tema geopolítico, es decir, la situación de las tensiones entre Estados Unidos y Asia”, indicó Lizcano.

El presidente ejecutivo de FEMIA dijo que México debe aprovechar su posición geográfica: “Sin duda, se tienen ventajas al pertenecer al bloque económico de Norteamérica conformado por Estados Unidos y Canadá. Esto nos genera oportunidades, pero tienen fecha de caducidad”.

Refirió que México compite contra todo mundo y que la oportunidad por cuestión de cercanía no va a asegurar el negocio.

“Necesitamos tener los costos adecuados. A final de cuentas, todos los paquetes de trabajo se consiguen en competencia con Asia y con países como Turquía o Marruecos. Es decir, la competencia sigue siendo global y tenemos la ligera ventaja de estar cerca”, señaló Lizcano.

Al respecto, Carlos Robles, presidente de FEMIA, dijo que la industria aeroespacial debe aprovechar el nearshoring para desarrollar una cadena de proveeduría en el país, de alto valor integrado, de conocimiento técnico específico y que promueva el desarrollo de tecnología y talento de la industria.

Los directivos de FEMIA concuerdan en que es importante mantener un plan estratégico como país, seguir el trabajo en conjunto y continuar viendo a Norteamérica como un bloque geoeconómico que está potencializando a México para poder captar la relocalización de empresas.

En este sentido, Luis Lizcano puntualizó que las cadenas de proveeduría del sector aeroespacial son muy complejas y las comparó con las cadenas de proveeduría de la industria automotriz.

“En la industria automotriz hay una experiencia probada, una madurez importante en nuestro país. Por ejemplo, en cuanto a las cadenas de proveeduría, un automóvil tiene más o menos entre 60,000 y 80,000 números de partes diferentes. En cambio, un avión puede llegar hasta 6,000,000 de números de partes diferentes, con la única diferencia de que el automóvil tiene, además, un volumen importante y una aeronave una producción muy pequeña”, indicó Lizcano.

El directivo detalló que esto abre una cantidad importante de oportunidades en el sector y explicó que, en el caso de las tecnologías metalmecánicas, se están requiriendo maquinados de precisión, acabados superficiales, tratamientos térmicos, forja, fundición y castings.

“Dentro de la cadena de valor agregado también necesitamos las nuevas tecnologías 4.0 para, precisamente, aprovechar las oportunidades que se plantean en nuestro país en áreas de ingeniería y diseño”, detalló Lizcano.

Fuente: Modern machine shop